El Derecho a la Vida

comienza en la concepción.

Cambio cultural

Nuevas realidades, nuevas estrategias de comunicación a favor del Derecho a la Vida.

La construcción de una cultura a favor del Derecho a la Vida no puede dar sus siguientes pasos si antes no se hace una reflexión profunda y se emprenden acciones de fondo que consideren ese contexto, máxime cuando las presentes y futuras generaciones van construyendo su propia identidad a partir de lo que los especialistas denominan las cajas de resonancia, en donde se identifican con preceptos y conceptos preestablecidos, sin que necesariamente respondan a la razón, la verdad y la justicia.

Falacias Narrativas

Mentiras jurídicas no crean nuevos derechos.

Es así como en la batalla por el Derecho a la Vida han surgido falacias, es decir planteamientos que parecen lógicos y válidos pero que no solo son, para darles una dirección distinta, en este caso, para tratar de colocar la defensa de la vida humana como contrario a los “verdaderos derechos de la mujer”. El supuesto “derecho a decidir sobre tu cuerpo” es una falacia. La “interrupción legal del embarazo” es también una falacia.

En México, como en muchos países del mundo, el falso derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo, que había sido interpretado de forma equivocada como el mal llamado “derecho al aborto”, ha generado una cultura contraria a la vida humana, y contraria a la identidad e idiosincrasia mexicanas, imponiendo conductas y procedimientos que significa claramente poner a las mujeres embarazadas frente a la tragedia de quitar la vida de sus hijos que llevaban en el vientre intentando ver ese acto como un “derecho”.

Como parte de esa posverdad que se intenta establecer a partir de la manipulación del lenguaje, es decir posicionar un crimen como un derecho, por ejemplo, es que se ha pretendido normalizar el falso concepto de la “interrupción legal del embarazo”, un eufemismo manipulador detrás del que se esconde el aborto, es decir, darle las armas a la mujer embarazada para que quite la vida a su hijo por nacer y hacerle creer que ese acto es su “derecho”.

No solo es una falacia, sino una manipulación abierta de una narrativa, porque no se trata de una “interrupción” de una vida humana, sino de la cancelación de una vida humana, es poner fin, es dar muerte al hijo que se lleva en el vientre y eso no es, no ha sido, ni será nunca un derecho.

El “derecho al aborto”, vale la pena recordarlo, no existe.

Emociones vs razones

La importancia del uso correcto de las palabras.

Los grupos que manipulan en lenguaje y por tanto la verdad, generan esas “realidades alternativas”; intentan hacer creer que hay supuestos derechos que pueden pasar por encima de declaraciones universales, tratados y normas nacionales e internacionales que protegen el Derecho a la Vida.

Ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ni la Declaración Universal de los Derechos del Niño, por citar algunos tratados de carácter global, establecen un “derecho al aborto”. En cambio, sí dejan claro que es condición inherente al ser humano su Derecho a la Vida. Sin este derecho, ningún otro es posible de poseer y defender.

Este enunciado, el de la defensa fundamental del derecho jurídico a la vida, no forma parte de los contenidos en medios de comunicación tradicionales o digitales.

Nuevas Narrativas

La ideología no sustituye identidad, creencias ni sentimientos humanos.

De acuerdo con First Draft, plataforma especializada en el combate a la desinformación en la red, existen en el ecosistema digital siete formas de contenido que engaña al lector o usuario:

Es aquí donde se inserta el papel del ciudadano inmerso en la sociedad red, con las aptitudes fundamentales para identificar y replicar información veraz; comunicar y explicar el real significado de la información a las audiencias estratégicas; hacerlo por medio de formatos flexibles a los diversos entornos, pero sobre todo que la información coloque en el centro el mayor y principal interés que es la persona, en su entorno de necesidades y aspiraciones vitales.

Al mismo tiempo, propone un mecanismo de acción que busca alertar a los diversos grupos de la sociedad interesados en el fortalecimiento de una cultura del Derecho a la Vida, y enumera acciones concretas para que, a través de una comunicación de significados, genere un cerco sólido a esas narrativas y estrategias de comunicación basadas en ideología y no en evidencia, que, como se ha dicho, representan solo una “caja vacía” en el espectro de los derechos humanos, puesto que esas seudo propuestas se generan a partir de una reinterpretación dolosa, ideológica y distante de la ciencia biológica, jurídica y social.

Nuevo ecosistema

En la era de las tecnologías de la información.

En la era de las tecnologías de la información, en la que el uso y acceso al Smartphone, tabletas electrónicas y computadoras móviles son una normalidad, se van construyendo nuevas identidades a partir de las características propias de las plataformas y esquemas de comunicación.

Hoy la pantalla digital no se trata solo de una realidad aumentada, sino de una identidad aumentada, en donde el individuo, apoyado por el invisible algoritmo, moldea la identidad de las nuevas generaciones a partir de un proceso mecánico de da al usuario lo que le gusta, lo que le integra y de replicar la conversación que le es propia.

Si los medios digitales generan exceso de información, información de baja calidad, plagada de realidades alternativas con contenido manipulador para privilegiar ciertas formas de pensar o de creer, es así como se está formando la identidad de las nuevas generaciones, coinciden los expertos. Por ello la urgente la necesidad de que, en la tarea por la culturización en torno al Derecho a la Vida, el uso de palabras, mensajes y narrativas precisas, concretas y claramente emocionales sea el desafío del presente.

Contribuir, desde esas cajas de resonancia que son los medios digitales, con narrativas propias, con un lenguaje que apele a la verdad y que le signifique lo vital a la sociedad, constituyen las nuevas reglas del juego en la comunicación, porque es ahí en donde las actuales y futuras generaciones darán forma a su “identidad aumentada”, que no es la que diseñaron en la vida real cotidiana, en la casa, en la escuela, en la academia , en la literatura o en las calles, sino la que hoy les aporta la facilidad y la comodidad de una pantalla conectada a Internet.

Insumos

El reto inmediato es la ocupación de todos los espacios de comunicación a partir de tres reglas insustituibles: Narrativa con enfoque humano, cercano a las personas; Narrativa consistente; y narrativa permanente.

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