La Mifepristona es uno de los medicamentos más utilizados a nivel mundial para cometer abortos. En conjunto con el Misoprostol, generan una serie de reacciones que tienen como resultado la cancelación de la vida en su inicio en la concepción.
Recientemente, en Estados Unidos se cuestionó la aprobación y seguridad que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) otorgó a la Mifepristona en el año 2000.
Este hecho derivó en una serie de acciones legales y judiciales que acapararon la discusión en medios de comunicación alrededor del mundo por la complejidad del tema en cuestión. Si a lo anterior sumamos la inmensa cantidad de información que existe alrededor de esta materia y todas las vertientes que de este se desprenden, resulta muy fácil perderse o desviar la atención de la parte medular de la discusión jurídica.
Por lo anterior, realizaré un breve y puntual resumen sobre los hechos que tuvieron lugar en el país vecino durante las pasadas semanas:
1. El pasado 7 de abril un Juez federal de Texas emitió un fallo preliminar contra la aprobación otorgada a la Mifepristona por la FDA en el año 2000, por considerar que se violaron normas federales que permiten la aprobación rápida de determinadas medicinas. El mismo Juez, suspendió su decisión durante siete días para dar margen a la FDA de apelar esta decisión.
2. Más tarde el mismo 7 de abril, un Juez federal de Washington emitió un fallo completamente opuesto al del Juez de Texas; este nuevo fallo ordenaba a la FDA mantener la disponibilidad actual del fármaco.
3. El 10 de abril, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos solicitó al Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito suspender la sentencia del Juez de Texas. Este Tribunal. En respuesta, el Tribunal ordenó mantener la disponibilidad de la Mifepristona con algunas restricciones, como suministrarla únicamente hasta la semana 7 del embarazo y prohibiendo su envío por correo postal.
4. Posteriormente, el caso llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos luego de que el gobierno del Presidente Joe Biden requiriera su intervención en esta materia.
5. Por último, el 21 de abril la Corte Suprema giró una orden que detuvo la entrada en vigor de las restricciones al medicamento. En específico, se suspendieron los fallos del Juez de Texas y del Tribunal de Apelaciones, por lo que al final del día todo concluyó “como si nada hubiera pasado”.
6. El asunto concluyó con el caso regresando a manos del Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito, instancia que estableció un calendario de sesiones informativas aceleradas para estudiar con mayor detalle el fallo del Juez de Texas y se espera que en el mediano plazo se emita una nueva decisión por parte del citado Tribunal.
Dicho lo anterior, aún no queda claro cual será el futuro de la Mifepristona en los Estados Unidos, pero sí se plantean interrogantes que vale la pena retomar, no solo respecto de su aprobación por parte de la FDA sino de la seguridad del medicamento en lo general, mismo que al día de hoy se usa en cientos de países para la comisión de abortos, por lo que el tema nos concierne a todos.
En México, por ejemplo, nos encontramos ante un escenario de total desorden [y desinterés] en lo referente a la regulación y supervisión de los medicamentos Mifepristona y Misoprostol, dado que prácticamente se pueden conseguir en cualquier parte y sin el seguimiento respectivo de un profesional de la salud; pueden adquirirse sin mayor complicación, por ejemplo, en páginas de internet, publicaciones en Facebook y grupos de WhatsApp, entre otros medios, sin que ninguna autoridad sanitaria muestre la más mínima intención de proteger la salud de las personas respecto del uso de estos fármacos, mismos que, sin el tratamiento adecuado, pueden derivar en la muerte de la persona que los utiliza.